Quiero rendir un homenaje a dos grandes y longevos del diseño, no pretendiendo hacer una descripción biográfica pues en muchos libros y sitios en internet se encuentran muy buenas descripciones de su vida, trabajos y aportes al mundo creativo, esto es más un homenaje a dos innovadores que desde sus visiones han aportado a percibir de una manera diferente el mundo, la cultura y el diseño con su originalidad desde sus formas orgánicas, móviles, vivientes, mutantes, y que sobre todo que con más de cien años, siguen estando activos en sus labores innovadoras y aportando en el mundo creativo.
Uno, de origen brasilero nacido en 1907, reconocido como uno de los grandes arquitectos del siglo XX, sus trabajos llenos de formas orgánicas que nos cuentan historias, formas que salen de la tierra, que entran en ella, que se complementan con el paisaje, planos que viajan por el espacio, volúmenes que se intersectan, módulos que se proyectan al cielo, maestro en el manejo del concreto, creador de iglesias, edificios, museos, universidades, palacios, iconos de la arquitectura. Oscar Niemeyer, ganador de múltiples medallas y reconocimientos de gobiernos e instituciones a nivel mundial, dentro de los que se destaca el Pritzker (premio creado el 1979 por Jay A. Pritzker) entregado a Niemeyer en 1988, el más importante galardón a nivel mundial que se entrega anualmente a un arquitecto en vida, por la contribución significativa de sus obras a la humanidad. Niemeyer tuvo la fortuna de conocer a Le Corbusier en 1936, quien dijo en alguna ocasión “Oscar tiene las montañas de Rio de Janeiro en los ojos”, y sus ojos es lo que precisamente se ve en una de sus últimas obras: el Museo Oscar Niemeyer inaugurado en noviembre de 2002. En 1947 crea junto con Le Corbusier uno de sus construcciones más reconocidas, el Edificio de Naciones Unidas en Nueva York. Se exilia en Paris en 1965 tras el golpe militar que sufre Brasil, viaja por el mundo y tiene como encargo proyectos en diferentes países, regresa después de 20 años a Brasil.
Oscar Niemeyer ha trabajado como escritor, catedrático, activista de partido comunista brasilero, fundador de revistas, director de escuelas, creador…arquitecto. Éste es solo un pequeño homenaje a sus 103 años, a sus innumerables obras, a su legado, al creador y planeador de toda una ciudad, Brasilia, al Oscar que según su significado etimológico es “Aquel que lleva la lanza de Dios”, y seguramente que lo es, pues se evidencia en sus obras la fuerza, el poder y la creación que debe tener quien lleve la lanza de Dios. Oscar Niemeyer, uno de los grandes representantes de la arquitectura moderna en Latinoamérica.
Por otro lado, y como reconocimiento a la mujer, quiero también dedicar estas líneas a una gran creadora, una artista, una apasionada por su trabajo, Eva Zeisel. Eva: “La mujer que da vida”, y precisamente eso es lo que se descubre en sus obras, una mujer que después de que se formó como ceramista en la segunda década del siglo pasado en Budapest su ciudad natal, empezó a recorrer el mundo y aprender de sus culturas. Mujer que estuvo encarcelada por 18 meses en Rusia por supuesta conspiración contra Stalin y que en 1938, y después de ser liberada, viaja a Nueva York donde se establece de forma permanente. Ceramista, diseñadora de cristalería, vajillas, porcelana y muebles, entre otros, ha trabajado para las grandes marcas a nivel mundial de productos en cerámica y vidrio. Eva Zeisel ha recibido reconocimientos por sus trabajos y aporte al diseño, de las más importantes organizaciones y universidades a nivel mundial. Sus obras se encuentran en las colecciones permanentes de Museos en Alemania, el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos, entre otros. Ha tenido exposiciones retrospectivas en decenas de museos en los EE.UU. y en el extranjero y ha pronunciado numerosas conferencias dentro de la que quiero resaltar la que dio en 2001 para TED (Technology, Entertainment, Design) en California en 2001, donde decía que ella tiene una carpeta marcada con “cosas por hacer”, donde lo que quería resaltar es que aunque para ese momento, que contaba con 95 años de edad, aún seguía vigente y trabajando en lo que la apasiona, el diseño. Hoy con 104 años sigue trabajando, produciendo, creando. En sus obras se puede leer ese amor por las formas curvilíneas, evocadoras de seducción, feminidad, complemento, alegorías a la naturaleza; en sus trabajos podemos leer formas que crecen como plantas, que germinan como semillas, formas que tienen vida, que hablan entre sí, que se complementan entre ellas.
1.906 Eva Zeisel - Oscar Niemeyer 1.907 |
Eva Zeisel - Salero y Pimentero, 1945 |
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